viernes, 18 de abril de 2008

Desventuras del profesor que escribe

[actividades vespertinas]

Calificas los trabajos escolares.
Fumas.
Calificas.
Té, bebes.
Comes un par de galletas con fibra.
En la mañana pensaste en ella.
Como perdido te masturbaste
al regresar del trabajo.
Ahora calificas, no; escribes.
Fumas. Te masturbas.
Qué más podrías pedir.
Es lo que siempre soñaste.
Una mujer lejana: trabajo:
sobrepeso: tiempo; sobre todo
eso, tiempo para leer. Bien mirado vas
de maravilla. Te sorprende
la honestidad de tus palabras -resignación
te dirían los amigos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Raúl:
En esta parte de tu blog no pude detenerme a escribirte. Creo que este calor me está comiendo las palabras, pero bien por la creación, mucha identidad que un nudo se hace mi garganta al pensar en lo que me he convertido. No obstante, sigo escribiendo para no colgarme; y revisando mi novela año y medio después de la última vez.
Sé poco o nada de poesía, pero la lectura de tus textos provocó una que otra lágrima interna que quizá sólo tú y yo en estas cosas de la educación entendemos.
Un abrazo
Cynthia

Anónimo dijo...

hola, Cynthia espero que pronto ese lado tuyo creativo sea lo que guíe todos tus esfuerzos de vida.

nos vemos pronto

raúl